18/8/09

RELECTURA Y APROPIACIÓN / Nacho Paris


Relectura y apropiación: cuando la creación está amenazada por la legalidad.
Nacho París



“Quizás son aquellos que apoyan la legislación de la representación y la privatización de la lengua los que están bajo sospecha; quizás son las acciones de los plagiarios, en unas determinadas condiciones sociales, las que más contribuyen al enriquecimiento cultural.”
Critical Art Ensemble. The Electronic Disturbance

“Nada es simple y menos el hurto”
Orson Welles. F for Fake

Introducción

Este texto viene a defender la necesidad de desarrollar una visualidad crítica (tanto en la creación como en la recepción) capaz de construir una “imagen política” que. desde una cierta subjetividad visual, y situando su quehacer en un ámbito no necesariamente estético, contribuya a discutir, cuestionar o desvelar los aparatos de poder, los discursos dominantes, las industrias de producción del arte, de la información, de las imágenes, y del pensamiento… así como las razones económicas e ideológicas que gobiernan nuestro sistema cultural, y que deciden lo visible y lo no visible, y cuyo destino es, en definitiva, controlar nuestros procesos mentales y nuestros modos de interpretar el mundo. Una imagen política en cuyo desarrollo, los procesos de apropiación –que releen y descodifican las producciones culturales de todo tipo– tendrían un valor central como estrategia de contestación a las condiciones de globalización mediática que sufrimos. Entenderemos la apropiación, no como un robo, si no como el reciclaje, la reutilización, la revisión, la cita el plagio o la tergiversación… como una táctica creativa que en determinado grado es inherente a cualquier proceso expresivo; una forma de trabajo que según terminología usada por E. Bonet en la definición del Archival Art Film (“La apropiación es robo”) es en cierto modo ecológica (en cuanto que ahorra recursos, al emplear obras, imágenes textos o fragmentos ya creados), y dialogante (ya que establece un intercambio con el entorno cultural heredado), pero sobretodo imprescindible, hoy por hoy, cuando el discurso dominante se impone por su ubicuidad y permanente presencia. Y es desde esta perspectiva –la de la apropiación como estrategia de creación, y no tanto como movimiento artístico posmoderno– desde la que este texto se ocupará del tema.

Pero si –y al paso que vamos es lo más probable– cualquier operación de este tipo fuera declarada ilegal en virtud de unos mal entendidos derechos de autor y de propiedad intelectual (dos conceptos “autoria” y “propiedad” que a pesar de lo arraigados que están en la sociedad es necesario revisar continuamente, relativizar y discutir) entonces, y aquí es cuando cobra sentido la cita de O.Welles que encabeza este escrito, habrá que recurrir a la ilegalidad. Y la propuesta “debordiana” del detournement como una tergiversación, una “desviación criminal” del sentido de las imágenes y los textos, destinada a sustituir al arte, se convertirá en una profecía. Porque lo paradójico del asunto es que las industrias del ocio y de la cultura, que están construidas fundamentalmente sobre la cita y la apropiación, pretenden limitar el uso de la relectura de imágenes monopolizando así el sentido de las interpretaciones sobre cualquier producto cultural. Así que hoy, como dice Lawrence Lessing 1: “para criticar o construir a partir de la cultura que nos rodea, uno tiene antes que pedir permiso, como si fuera Oliver Twist. Este permiso, por supuesto, se concede a menudo —pero no tan a menudo a los que son críticos o independientes.”


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