sobre la exposición Kara Walker - Mon Ennemi, Mon Frère, Mon Bourreau, Mon Amour
La artista práctica una disección, o más bien una autopsia, de la historia y nos muestra algunos cortes y heridas bien disimuladas en ciertas cicatrices. Con su trabajo nos enfrenta de forma muy clara a cuestiones dejadas de la lado en las narraciones históricas acerca de la esclavitud de las personas de color (y se expande sobre todo entre las relaciones entre amos blancos y esclavas negras o adultos y niños) en la época de formación de los Estados Unidos, tales como la sexualidad, el deseo, los juegos infantiles, la pederastia, la represión masculina… para ello utiliza siluetas en negro (recuerdan a ese antecedente de la fotografía que se pusieron de moda en el s. XVIII y consistían en realizar mediante una máquina la silueta en negro de la persona retratada , máquinas que se encontraba en ferias), ilustraciones de varios tipos, intervenciones sobre páginas de revistas antiguas y reproducciones de grabados antiguos (en grande) que representan plantaciones de algodón con esas siluetas fantasmagóricas y algunas películas inspiradas en las primeras fantasmagorías y animaciones de sombras chinescas…
Lo que se encuentra interesante en el trabajo de Kara Walter es que utiliza elementos, objects trouvés técnicos e ideológicos que recuerdan a la gestión de los medios de reproducción para hablar de aquellos prejuicios que le fueron adheridos a estos y que han quedado como un silencio, como el vaciado de una forma, en la historia.
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