Contra el mapa
Disturbios en la geografía colonial de Occidente
Estrella de Diego
La Biblioteca Azul serie mínima. 20.
Rústica
Arte, estética
En 1929 la revista Variétés publicaba un insólito «Mapa del mundo en la época de los surrealistas», cuya cartografía dislocada, de fronteras sorprendentes, anunciaba otras futuras puestas en cuestión de las prácticas narrativas consensuadas en nuestra cultura. Y es que transgredir el mapa equivale a revisar el mundo, porque el mapa no es sino el producto de cierto diseño «a la carta» que se propone e impone desde el poder. El cartógrafo no es el ser ausente y omnisciente que ha tratado de presentar la tradición: la geografía es combativa. Siguiendo el rastro de las cartografías codificadas, el presente libro plantea el uso de los mapas entre los artistas actuales como un arma arrojadiza contra las narrativas impuestas y sus trampas, implícitas y heredadas. Se trata de abordar el análisis de las metáforas espaciales, mostrando la imposibilidad de que puedan presentarse como formulaciones neutrales, apolíticas.
Desde Siruela.
Estrella de Diego, profesora de arte contemporáneo, ha escrito Contra el mapa, un breve y atinado ensayo donde suscita inquietantes preguntas acerca de la dudosa neutralidad de los mapas, o como subtitula su ensayo, Disturbios en la geografía colonial de Occidente. Agarrada de salida al mapa del mundo revolucionado por los surrealistas en 1929 o directamente girado en el cono sur para hacer de éste el norte, por Joaquín Torres García en 1935, los mapas son instrumento de poder, discurso justificador de fronteras, instrumento al servicio de los nacionalismos en afanosa tarea de colección de informaciones, dominio de conocimiento. Y contra ello, algunas contra representaciones artísticas. Espacio asociado al poder, control, la geografía y los mapas como escritura de la tierra. No he podido dejar de acordarme de Dersu Uzala, mientras veía recuerdos de niños retratados junto al mapa de la escuela, echados junto a un estático globo terráqueo. Cartografiar, representar, dar por bueno, sería la secuencia oficial en palabras de Smith y Katz.
Las reescrituras del espacio, el paseo casual de los surrealistas a la psicogeografía de los situacionistas, frente a las representaciones y convenciones, son algunos de los ángulos críticos del mapa como seña de poder que desgrana Estrella de Diego. De los globos de bolsillo a las fronteras artificialmente trazadas – ¿acaso pueden ser marcadas de otro modo? -, al mapa como dirección o distancia, ¿O, el viaje puede ser la simple intención de recorrerlo, una dirección abstracta que se persigue vayamos donde vayamos o una dirección concreta que basta con interiorizar? Leyendo esta sentencia del libro me sentí en mitad de la nada o de todo, tal vez esto último, es decir, en pleno desierto y busqué en mi mapa sentimental –Carte de Tendre, Empire of Love-, caminando en Asia y masticando una nueva afirmación del viaje cartografiado en otro continente, “en África la dirección nunca es abstracta, es cada vez la dirección hacia la tierra natal” reconocí finalmente a Urga.
Desde Oleopolis.
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